En 1928, se inicia su catarática presencia en el disco para el sello Odeón, tanto con la orquesta de Canaro como con la de Francisco Lomuto —ambas muy populares—, aunque también con guitarras.
En su copiosa discografía con Canaro (más de medio millar de temas hasta 1931) se alternan el protagonismo.
De su significativa obra de compositor, de rara aptitud para expresar musicalmente el drama humano y el arrebato romántico, sobresale, con Enrique Cadícamo, “Rondando tu esquina”.