Su inclinación por la poesía popular, a la que accedió más por instinto, sensibilidad y una natural y despierta inteligencia, tuvo sus primeras manifestaciones en un centro con veleidades artísticas: Los hermanos Fachabruta, conjunto carnavalesco donde dio a conocer sus primeros garabatos rimados. Y fue precisamente a través de ese conjunto que vio la luz su primer tango, el que alcanzó cierta notoriedad: “Romántico bulincito”, con música de Augusto Gentile. De ahí en más, salvo algún esporádico empleo, su pasión y su profesión fue el Tango.
Alcanzó a dominar un lenguaje que tiene estrecha relación con el lunfardo, en donde también lo ciudadano se confunde con lo arrabalero en armónica aleación, para ofrecer pinturas y expresiones de auténtico carácter porteño.