No quiero decir que para bailar se requiera dedicarse a bailar como profesión. Lo que quiero decir aquí es algo que voy a explicar a continuación con una comparación.
Si a mí me gustara, por ejemplo, andar en bicicleta, lo que necesitaría sería una bicicleta. Esta bicicleta sería construida en una fábrica de bicicletas. Estaría ya lista, con sus llantas infladas y su cadena perfectamente aceitada al momento de montarme en ella y empezar a pedalear.
El cuerpo y el alma del bailarín es como esa bicicleta. Así como sería realmente engorroso tener que fabricar una bicicleta al momento para poder montarla y pedalear, yo no podría bailar con un cuerpo que no haya sido condicionado, entrenado, preparado, es decir "fabricado" previamente para bailar. Ese proceso de “fabricación” del cuerpo y alma que baila sucede cotidianamente.
Como yo no podría bailar con un cuerpo que no es el de un bailarín, y ese cuerpo es el único que tengo a mi disposición desde que me levanto a la mañana, yo ya tengo en cuenta a esa hora que mi cuerpo y todo mi ser tienen que estar listos para bailar a la hora de pisar la pista de baile de la milonga.
Claro que cualquiera puede bailar, en cualquier momento, sin mucha preparación, porque, a mi entender, ser un ser humano es ya ser un ser que baila.
Pero creo que estaremos de acuerdo que bailar Tango requiere más, mucha más en sutilezas, destrezas, percepción, y consciencia que ese mínimo que es el que nos hace bailarines ya por ser humanos.