Fue muy corta la vida de este bohemio impenitente, cuyo pecado mayor ha sido vivirla tan de apuro y sin ningún cuidado.
En algún momento reflexionó un arrepentimiento, pero continuó sin cambiar el rumbo: ¡Cha digo! cuando me acuerdo que tuve catorce abriles justo cuando a la garufa de la vida me largué, me entran ganas de matarme como hacen los tipos giles pero después fumo un pucho batiendo: ¡Qué va cha ché!
Fue palabra superior, el maestro del poema lunfardo.
Inigualable. Un tipo de excepción. Nació para esto, vino a cumplir ese destino.