Blas es un milonguero. Lo admiré muchas veces en 2014. Un hombre que siempre ves en la patrulla, adicto al baile. Tiene un estilo personal que se destaca fácilmente. Incluso tiene una muy buena filosofía de navegación. En resumen, un hombre con el que quería conocer y aprender. Bueno, parece que tuve suerte. Y como extra, descubrí a otro hombre con un gran corazón, amable, atento, modesto.
De Blas aprendí (espero) algunas estructuras tradicionales. También aprendí que tienes que escuchar a la mujer (¡sic!) Y dejarla bailar, pero también que tiene que imponer su baile. Y me contó sobre tomar altura en el baile y sobre la postura. Admito que descuidé mucho el look. He practicado durante mucho tiempo con compañeras de baja altura y tiendo a estar a la altura. Hasta ahora, nadie me ha explicado cómo puedo conciliar la diferencia de altura. Pero, por supuesto, la respuesta era obvia: un abrazo.
Aprendí mucho sobre los abrazos de Blas. Por supuesto, y él me sacó de mi zona de confort. Me ha dado mucho que pensar durante muchos años. El primero de ellos es "control versus libertad, en un abrazo".
Lo que me intrigó mucho y me hizo pensar mucho fue la musicalidad. Había notado el minimalismo de aquellos en Buenos Aires, pero ahora un excelente maestro me guió a bailarlo.
En la época de Buenos Aires 2020, con Nestor entendí que no debía bailar linealmente en el aspecto rítmico, seguir la línea melódica sacrosantamente, respetar los descansos, establecer dinámicas a través de aceleraciones y ralentizaciones, no comenzar en el primer paso, para también escuchar la música y a la mujer, etc.
Junto con los enseñados por Blas, noté un terrible cambio de paradigma entre los argentinos y nosotros: la ruptura.
No, los muy buenos bailarines en Argentina no buscan el descanso, no respetan el descanso, no bailan el descanso, como lo intentamos. Para ellos, el descanso es natural. No tienen prisa, no quieren bailarlo todo. Para ellos, el descanso es el tango. Después de todo, ¿por qué querrías ser un instrumento de orquesta que toque todo el tiempo? ¿No es mejor cuando puedes disfrutar de la música, trabajando menos? Esas dos palabras, que Blas seguía diciéndome, "tranquilo" y "suave", adquirieron un significado especial para mí. No sé si podré separarme de la idea de bailar todo, pero prometo tratar de entender estas dos nociones.