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Tag: música del tango

El Tango hoy

El Tango hoy

Mural de tango en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Me gustaría hacer una apreciación sobre la situación del Tango hoy (abril, 2023).
En relación a la música, cada vez se ha ido afirmando más la tendencia iniciada a fines de la década del 90 y principio del 2000, en la que los músicos jóvenes han revalorizado la relevancia del baile en el Tango como un todo, investigando los principios que dan forma a la manera de tocar el Tango de la Época Dorada, la gloriosa década del 40, dejando de lado las líneas trazadas por Ástor Piazzolla (véase la película documental “Si sos brujo”).
 
En cuanto al baile, se pueden observar el siguiente proceso:
  1. Primeramente hubo una preocupación sobre cuál podría ser la metodología apropiada para trasmitir el baile del Tango a todo aquél que quisiera aprender. Tengamos en cuenta que para los bailarines que se formaron antes del eclipsamiento del Tango (para lo cual es pertinente, a mi parecer, tomar el año 1955), la manera de aprender a bailar era lo que se puede denominar “casera” u “orgánica”, es decir, no tenían que buscar clases de Tango, sino que nacieron en un tiempo y un ámbito en el cual era natural y se esperaba de ellos que bailaran Tango. No se veía al Tango como una profesión, aunque no por ello se exigía menos en cuanto a la calidad de baile. Los primeros pasos pudieron haberse dado dentro del hogar, si los familiares ya bailaban Tango y lo transmitieron a los nuevos integrantes de la familia junto con todas las demás cosas de la casa, como comidas, horarios, creencias y valores.
Alternativamente, o en caso de comenzar en el hogar, los siguientes pasos se daban no muy lejos, con los amigos del barrio, en el club y en las prácticas, que eran lugares de investigación, creatividad y enseñanza colectiva, en los cuales todos aprendían de todos y los que se destacaban eran aquellos que podían mostrar mayor destreza, “picardía”, y transmitían e inspiraban emociones positivas (alegría, disfrute, etc.) a los testigos, que no eran otros que los mismos amigos del barrio concurrentes a las mismas prácticas, o los que los veían en los clubes de barrio una vez que comenzaban a asistir a las milongas. La amistad, en este caso, no los obligaba a una hipócrita aceptación y aprobación fácil, al contrario, obligaba a manifestar sin ambigüedades las valoraciones, sean ellas de aceptación o de rechazo, lo cual colaboraba a un mejoramiento general del nivel de baile. Hubo en aquellos tiempos “profesores de Tango”, algunos más o menos auténticos que otros, que enseñaban los pasos del Tango a aquellos que no pertenecían a ese circuito más natural y casero, y que contaban con el poder adquisitivo para pagar lecciones. También podemos encontrar intentos (exitosos comercialmente pero no en resultados de buenos bailarines), como el de Domingo Gaeta, quien, copiando a Arthur Murray de Estados Unidos, enseñaba a bailar el Tango por correo, enviando unas piezas de papel con huellas dibujadas, para que el estudiante las pusiera en el piso y pisara sobre ellas y así aprender los pasos del Tango.

Publicidad en el periódico sobre las clases para aprender a bailar el tango por correo de Domingo Gaeta.

2. La primera metodología que podemos encontrar a comienzos del “renacimiento” del Tango, a partir del regreso a la democracia en Argentina en 1984, es la que utiliza el denominado “paso básico”. Este método está relacionado con el lenguaje utilizado en la época dorada para poder comunicar los conocimientos necesarios para bailar de una manera más o menos racional.
 
3. Surge entonces un movimiento integrado por jóvenes bailarines que rechazaron la jerarquía que existía dentro de los ambientes de los bailarines que habían aprendido en la época dorada. Para estos bailarines formados en la época gloriosa del Tango, esta jerarquía se basaba solamente en la calidad de su baile y su experiencia, independientemente de las elecciones estéticas, siempre haciendo incapié en que “cada bailarín desarrolla un estilo propio”. Para bailar en las milongas se requería una calidad de baile y un entendimiento experiencial del Tango que estaba muy lejos del que podían poseer y desarrollar los nuevos bailarines (tengamos en cuenta que ese hiatus de casi 30 años que se produce entre 1955 y 1984, había producido una gran distancia entre los conocimientos y la experiencia de viejos y nuevos bailarines). Los nuevos bailarines, más jóvenes y resolutos, con valores ya diferentes a aquella generación, decidieron crear sus propios espacios, su propia metodología y su propio entendimiento del Tango, llamándose este movimiento “Tango nuevo”. Quien supo dar un lenguaje a esta nueva manera de entender el Tango, y al mismo tiempo mantener una continuidad con el Tango de la época gloriosa, fue Rodolfo Dinzel. Para Dinzel, el Tango como baile no era solamente “pasos”, sino que la historia y todos los conflictos que la habitan (luchas sociales, político-económicas, conflictos de género, etc.) que se encarnan en los bailarines y continúan cada vez que ellos actualizan una coreografía que no “es”, sino que “deviene”.  Aunque son muy pocos los que entendieron la profundidad de la visión de Dinzel, y mucho menos los que hoy reconocen su influencia, la metodología que él desarrolló para poder explicar el Tango a nuevas generaciones de bailarines tanto rioplatences como de todo el mundo, modificó para siempre el lenguaje físico-espiritual del Tango, actualizándo su interpretación a una época muy distinta de aquella de los años 40 y 50.
 
4. Otros movimientos surgieron en respuesta a la irrupción del Tango nuevo. Entre ellos, el estilo “milonguero” que ha sido asociado a la persona de Susana Miller, quien afirma ser la que acuñó esta denominación; el estilo salón, que fue centrándose alrededor de un grupo de bailarines que se auto-adjudicaron la denominación “estilo Villa Urquiza” por la situación geográfica de encontrarse los salones de baile a los que ellos concurrían en el barrio porteño del mismo nombre. Otros estilos pueden ser mencionados, aunque lo esencial es entender que en la época gloriosa del Tango el estilo era algo individual, y por ello, lo más pertinente sería hacer una lista bailarines y parejas destacados, lo cual dejo para otro artículo futuro.
 
5. La aparición del Campeonato Mundial del Tango, como un intento, consciente o no, de mantener la relevancia de Buenos Aires en un Tango que es “patrimonio intangible de la humanidad” y su globalización, junto a la fe en el economicismo de la predominante cultura anglosajona que la globalización ha difundido por todos los rincones del planeta, generando dos tendencias a mi entender igualmente superficiales en cuanto a la manera de valorar la significación del Tango: el Tango como profesión, es decir, como mi abuela Rita solía decir “por la plata baila el mono”, en que el valor de un bailarín se discierne en términos económicos o de potencial económico, de ahí que el interés de ganar un campeonato mundial se estima en los beneficios económicos que ello puede redituar en términos de publicidad, prestigio, e imagen. Por otro lado, el baile mediocre y sin emoción de los que bailan “para distraerse”, como un “hobby”, un pasatiempo superficial, sin interesarse por la calidad de su baile (aunque tampoco haya emoción en los “profesionales”, más allá de la actuación de las emociones requeridas para satisfacer al público). Recordemos aquí por un momento que aquellos que aprendieron a bailar antes del eclipsamiento del Tango no tuvieron otro interés que la íntima satisfacción de ser buenos bailarines. Ser buenos bailarines coincidía para ellos con una cierta sabiduría sobre la vida. Antes, el objetivo de bailar bien era llegar a ser “el rey del cabaret”; hoy es un fin más abstracto: ser campeón del “mundo”. Antes un bailarín era reconocido espontáneamente por sus pares en su propia comunidad, ahora necesita ser aprobado por el “control de calidad” de los jueces. El sistema de valoraciones del primer caso es más inmanente, orgánico y casero, más concreto y local. En el segundo caso proviene más de abstracciones trascendentes, supuestamente universales, y no pueden desligarse de los condicionamientos del capitalismo mundial, es decir, el dinero, y más específicamente, el dólar, que sería algo así como el campeón mundial de las monedas. Esta particular necesidad de aparecer como el ideal de bailarines ante la mayor cantidad posible de personas (el mundo entero), produce una superficialización del Tango. Se hace necesario apelar a un denominador cada vez más común, es decir, vulgar, para difundirlo. Se pierden así los elementos más íntimos y profundos del Tango. Pierde su pudor. Se desnuda, y así, se vacía. La gestualidad es cada vez más ensayada, y por lo tanto pierde espontaneidad y honestidad.
En cuanto a la poesía del Tango, se encuentra completamente ausente, en un mundo ausente de poesía. En palabras de mi amigo y maestro, el excelente bailarín y milonguero Blas Catrenau: “¿Qué pueden escribir los poetas de hoy en día?” “¿Mi celular se quedó sin batería y no puedo enviarte un WhatsApp?” 🤣

El Tango te espera. Vení a nuestras clases.

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