Fue un auténtico evolucionista del tango, tanto en su calidad de ejecutante como de compositor.
Como pianista, fue el primero en llenar con adornos en los bajos de los silencios de la melodía.
El 10 de diciembre de 1953, dejaba este mundo.
Tenía 57 años, pero había conocido la vida como si acabara de cumplir un siglo.
«¿Había algo que hacer en La Tierra después de haberlo conocido todo?», dijo al respecto Enrique Cadícamo, su colaborador de siempre, con quien compuso "Shusheta".