"No tuve influencias de ningún otro bandoneonista.
Lo mío fue agarrar el fueye, darle y darle y meta estudiar, pero solito.
Además hay que tener en cuenta que yo llegué a la orquesta de Pugliese a los diecisiete años. Ahí sí, Osvaldo me formó y me marcó para siempre. La de Pugliese siempre fue una orquesta de avanzada y, dentro de ella, uno iba formando su personalidad.
Tenía que hacerlo porque Osvaldo era muy exigente. Me decía: “Tenés que estudiar, ¡estudiá!”. Y yo lo tomé muy en serio porque quería sobresalir.
Osvaldo insistía: “Tenés que llegar a interesar como interesa Troilo”. Me hablaba de Troilo porque era la gran figura del bandoneón.
¡Miren en el brete que me metió el hombre!"