En 1937, fue convocado por el bandoneonista y director Enrique Rodríguez.
El binomio Rodríquez-Flores logró, durante los cuatro años que permanecieron juntos, convertirse en un gran suceso, tanto por la convocatoria de sus presentaciones como también por el éxito comercial de sus discos.
En su paso por la formación, entre 1937 y 1939, El Chato dejó registrados treinta y cinco temas sobre treinta y seis que grabó la orquesta.
Esto demuestra la trascendencia alcanzada por el cantor.