La década del '40 presenta un gran número de jóvenes y capacitados directores que se agregan a los que ya estaban.
Se hace necesario, por razones de competencia, el aporte de una especialización profesional que haga efectivas las pretensiones de evolución.
Así aparece en pleno, la figura del arreglador e instrumentador, el que de acuerdo a su capacidad, tiene como misión contribuir a armonizar y pulir los estilos interpretativos de los conjuntos.
Galván llevó el Tango al atril en forma definitiva.
En este período de gran creatividad compuso su tango: "Me están sobrando las penas" (con Basso y Bahr).