Llegó a la canción a partir del teatro, imponiendo su sainete, al que supo encontrarle la fórmula precisa.
Hasta la llegada de la radio y por unos años más, el teatro fue el difusor de la canción popular.
Fuera drama o fuera comedia, en todas las obras no podía faltar el personaje cantor o la joven cancionista. Muchas veces recurriendo a nombres ya populares para realzar el interés del público.