Su personalidad, su buen gusto y la dirección permanente de Pichuco dieron como resultado un cantor intimista, de gran calidez interpretativa que supo conmover a su público, convirtiéndose en un hito en la historia de los vocalistas de tango.
Su vida artística junto a Troilo duró seis años, debutó el primero de julio de 1937, en el cabaret Marabú y se desvinculó en marzo de 1944.
Pese a su corta vida, su trayectoria en la música fue extensa y cambiante.