Esa orquesta tenía magia y esa magia se trasuntaba sin necesidad de grandilocuencias, ni de hechos estentóreos.
Todo lo hacía su sencillez y su buen gusto.
D'Agostino acertó con el propósito de plasmar un estilo de muy simples concepciones musicales, pero de expresiva manera de ejecución, traducido por un calificado núcleo de ejecutantes.
Pero la identificación con Ángel Vargas, determinó por sobre la labor separada de cada uno, el éxito de un binomio que logró imponerse en el momento de mayor afluencia de grandes figuras del tango.
En 1940 se incorpora a la orquesta, en reemplazo de Alfredo Attadía, el bandoneonista Eduardo Del Piano, incorporando a su repertorio el tango de su autoría “Esta noche en Buenos Aires”.