El bandoneón y el Tango
¿Cómo se convirtió el bandoneón en el instrumento más representativo del Tango?
Historia:
Las concertinas fueron concebidas como una mejora del acordeón: la primeras concertinas, inventada en 1829 en Inglaterra por Sir Charles Wheatstone, y 1834 en Alemania por Carl Friedrich Uhlig, tenía cinco botones a cada lado de la caja, donde cada botón puede tocar dos diferentes notas al abrir o cerrar el fuelle.
El sonido de la concertina fue concebido para combinarse bien con los violines, alentando su uso en las orquestas de cámara.
Vale la pena señalar que Heinrich Band nunca patentó el bandoneón, ya que vio su instrumento como una mejora de la concertina.
Heinrich Band murió a los 39 años en 1860, y su esposa continuó la producción de bandoneones.
Su versión, llamada “AA”, se convirtió en el bandoneón preferido de los músicos argentinos de tango.
Esta fábrica cerró después de la muerte de Arno, en 1971.
Hoy, varias personas y empresas en Alemania se han asociado utilizando la última tecnología para estudiar los bandoneones históricos de AA y volver a producirlos.
El bandoneón llega a Buenos Aires
Estos bandoneones eran una versión primitiva del instrumento de 32 tonos.
El bandoneón no fue aceptado de inmediato por los músicos y bailarines de Tango.
El bandoneón, a diferencia de otros instrumentos del Tango, como el violín, la flauta, la guitarra, el arpa y, más tarde, el piano, no tenía tradiciones a las que referirse.
Era un pedazo de papel en blanco en el que aún se podía escribir cualquier cosa.
No había maestros ni métodos para ello.
Todo tuvo que ser creado desde cero.
La cultura de los gauchos y los compadritos, de la autosuficiencia y el estar siempre listo para las aventuras, era apta para recibir un instrumento con el que nadie podía decirte qué hacer y en el que podías convertirte en un creador absoluto.
Quizás las similitudes entre su sonido y el sonido de los organitos que difundieron el Tango por todas partes, ayudaron a su aceptación.
En los primeros años de la música del Tango, el “organito”, tuvo un papel importante en su difusión inicial en toda la ciudad de Buenos Aires.
Estaba hecho de tubos o flautas y un teclado que es operado por un cilindro, lo que permite el paso del aire para producir diferentes notas.
El aire es generado por fuelles que se activan simultáneamente con el cilindro al girar un mango.
El “organito”, como el órgano y el bandoneón, es un instrumento de viento.
El sonido del “organito” preparó quizás los oídos de los porteños para una transición natural al bandoneón en el Tango, cuando finalmente llegó en 1880.
Es alrededor de estos “organitos”, donde los hombres fueron vistos bailando tangos en la calle, practicando “cortes y quebradas”.
Juan Maglio “Pacho”
Comenzó a tocar profesionalmente a principios de la década de 1900, primero en burdeles y luego en cafés, hasta que, debido a su creciente prestigio, fue convencido de tocar en el famoso Café La Paloma, en Palermo, en 1910.
En 1912 comenzó a grabar para Columbia Records.
Su éxito fue tan grande que la palabra “Pacho” se convirtió en sinónimo de “grabaciones”.
“Armenonville”, recorded by Juan Maglio “Pacho” in 1912.
En 1910, la Casa Tagini, encargada de la sucursal de Columbia Records en Argentina, produjo las primeras grabaciones de una formación musical dedicada exclusivamente a tocar tangos que incluía el bandoneón.
En la necesidad de una etiqueta apropiada para esta formación musical, nació el término “Orquesta Típica Criolla”, que con el tiempo devendría “Orquesta Típica”, siendo utilizado para designar a las orquestas dedicadas a la música del Tango.
Vicente Greco
“Rosendo”, grabado por Vicente Greco y su Orquesta Típica Criolla en 1911.
Otra ventaja del bandoneón era su portabilidad.
Muchos de los primeros bandoneones fueron con anterioridad guitarristas: Vicente Greco, Ricardo González “Muchila”, quien le presentó el bandoneón a Eduardo Arolas, quien también tocaba la guitarra antes; Graciano De Leone, quien tocaba la guitarra y fue introducido al bandoneón por Arolas.
Eduardo Arolas
Creó el fraseo octavado, los pasajes armonizados en terceras tocados con ambas manos, los “rezongos” tocados con las notas graves (un efecto particular que hace que el bandoneón suene como un gruñido), y con Juan Maglio Pacho, perfeccionó la técnica del ligado en el bandoneón, todos los elementos que se volvieron esenciales para el Tango.
“Rey de los bordoneos”, grabado por Eduardo Arolas y su Orquesta Típica en 1912.
Pedro Maffia
Encontró en el bandoneón esos sonidos oscuros que diferenciaron al bandoneón para siempre de la flauta, que al principio el bandoneón reemplazó y trató de imitar.
No se sabe qué don secreto le hizo encontrar en el seno de los sonidos del bandoneón lo que nadie había descubierto antes.
“Un capricho”, grabado por Pedro Maffia y su Orquesta Típica en 1929.
Osvaldo Fresedo
Nacido en Buenos Aires en una familia acomodada, parece haber influido en su arte: su orquesta, refinada y aristocrática, era la favorita de los círculos adinerados.
Sin embargo, a pesar de que el padre de Osvaldo era un hombre de negocios y rico, a la edad de diez años, su familia se mudó a La Paternal, un barrio un tanto alejado y humilde, con casas planas en un entorno popular que tuvo su efecto en su destino.
Fue allí donde comenzó a tocar el bandoneón.
Carlos Marcucci
Fue un virtuoso del bandoneón, que escribió un método para aprender a tocar el instrumento que todavía está en uso.
Fue uno de los precursores de la corriente virtuosista en el bandoneón.
Fue un gran técnico pero también con grandes dones para la interpretación. Sus arreglos fueron complejos.
Escribió una variación sobresaliente para su tango “Mi dolor”.
Poseía un alto dominio técnico, una digitación sorprendente y una velocidad abrumadora en sus variaciones realizadas con precisión matemática.
Fue su iniciativa sistematizar los solos tocados con ambas manos.
Pedro Laurenz
Continuó la forma en que Arolas tocaba, incorporando las “compadreadas” que tanto le gustaban.
Era un bandoneón de grandes técnicas, hábil con ambas manos (tonos altos y bajos), excelente en sonido, enérgico en sus actuaciones y vehemente en los fraseos.
Fue el fundador de una escuela de performance, componiendo tangos sobresalientes y escribió exquisitas variaciones.
“Arrabal”, grabado por Pedro Laurenz y su Orquesta Típica en 1937.
Ciriaco Ortiz
Fue un bandoneonista reconocido por su fraseo y su habilidad para hacer cantar al bandoneón.
Sería absolutamente imposible transcribir en una partitura lo que toca en su instrumento.
Lo que aporta es la forma de frasear, de dividir la melodía, encontrar matices y armonizar.
Es un estilo con reminiscencias del modo de tocar la guitarra del milonguero criollo, que a pesar de que no ha tenido seguidores, puede que haya influido mucho en Aníbal Troilo.
Aníbal Troilo
Fue uno de esos pocos artistas que nos hace preguntarnos qué misterio, qué magia produjo esa relación con la gente.
Integró todos estos enfoques en su forma de tocar el bandoneón, tomando algo de cada uno de ellos, mientras que fue un maestro de la personalidad y el sentimiento en su expresión.
En la orquesta de Anibal Troilo, su bandoneón es el instrumento en el centro de los arreglos musicales.
Los bandoneones hacen la substancia de los temas en las orquestas de Juan D’Arienzo y Osvaldo Pugliese.
En la orquesta de Carlos Di Sarli, los bandoneones dan un matiz, tal vez tomando en cuenta de la intención de Ulich (el inventor de la concertina) de dar un matiz particular a una orquesta de cámara.
El bandoneón es un instrumento de expresividad excepcional, que lo hizo perfecto para un género musical que pretende comunicar todo el arco iris de emociones posibles.
Además de su gran rango de sonido, al menos 142 notas (compáreselo con un piano que tiene 88), el carácter de su sonido cambia según las acciones de apertura (suave, aireado y dulce) y cierre (rústico, fuerte y gutural). )
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