Si bien su éxito más trascendente se relaciona con el tango de la década del cuarenta, su trabajo se inicia a fines del veinte y se consolida durante los años treinta.
El cuarenta nos revela la madurez de este gran director, capaz de convocar a un conjunto de músicos jóvenes de extraordinaria capacidad y solvencia, que con el tiempo pasaron a formar, todos ellos, sus propias agrupaciones.
La orquesta de Miguel Caló será recordada por la ejecución del mejor tango, el que trasciende su tiempo y que hoy es valorada por sus grandes condiciones artísticas y por una pléyade danzante que la evoca permanentemente.