Luis había sido echado del colegio en tercer grado por tirarle un tintero a la maestra, que lo reprendió al descubrirlo escribiendo versos.
Callejero, indomable, se mezcló muy pronto en los ambientes del Tango.
Podía idear varios temas en un mismo día.
Hubo épocas de su vida en que se convirtió en un verdadero fabricante de canciones, acumulando una obra indeterminable.