Tras iniciarse, en la segunda década del siglo XX, junto a los grandes creadores de la época —Eduardo Arolas, Roberto Firpo y otros—, que habían transformado el tango primitivo, y recibir la influencia de los primeros grandes melodistas del género —como Juan Carlos Cobián y Enrique Delfino—, el violinista Julio De Caro fundó con su sexteto, a partir de 1924, un nuevo y trascendental estilo.
Este gravitaría como ningún otro en la historia posterior del Tango, ensanchando su horizonte espiritual.
Tanto que la escuela decareana en el plano instrumental y la escuela gardeliana (por Carlos Gardel) en el vocal, sentadas como modelos de interpretación del Tango para la misma época pero separadamente, constituyeron desde entonces la suprema guía en sus respectivos ámbitos.
Entre 1949 y 1953, llevó al disco 38 temas para el sello Odeón.
Esa serie constituye un valiosísimo testamento sonoro, en el que vuelve sobre grandes obras que ya había grabado con medios técnicos más precarios.
El 11 de diciembre fue declarado Día del Tango porque en esa fecha, aunque de diferentes años, nacieron Carlos Gardel y Julio De Caro.