Una coreografía.
Cuando ves bailar, podés describir objetivamente los movimientos que ves y notar la coincidencia de esos movimientos con los sonidos de la música. Una descripción como esta, aunque sea precisa, no puede reemplazar la experiencia de presenciar el fenómenos de la danza. Tus palabras pueden ser muy efectivas para producir emociones en tu audiencia, pero estarás haciendo poesía, no bailando.
Explicar cómo bailar el Tango requiere múltiples habilidades, comenzando con la habilidad fundamental de bailar el Tango.
La tarea de enseñar el arte del baile del Tango es compleja, ya que su tema no admite simplificaciones. Saber bailar el Tango requiere el mismo proceso que conocer a un ser humano, no un ser humano cualquiera, sino una persona en particular. No vas a conocer a una persona en tu primer encuentro, ni en el segundo; vas a conocer más y más sobre este ser humano en particular cada vez que te encuentres con él o con ella. Este ser humano, como todos los seres humanos, tiene muchas capas en su personalidad. Podrás encontrar las capas de esta persona cuando se encuentra frente a un público, y otras capas al presentarse en privado, cara a cara, uno a uno. A medida que llegás a conocer a esta persona cada vez más, vas desarrollando lazos con esta persona.
Esta persona no es una partícula que flota en el vacío. Esta persona pertenece a un mundo. Llegás a conocer su mundo al conocer más y más sobre esta persona. En algún momento, para conocer realmente a esta persona, tendrás que ir a ver el mundo de esta persona y ver a esta persona en su mundo, conocer a su familia y amigos, y si esta persona proviene de otro país y otra cultura, viajar allí.
El Tango, como baile, no es una abstracción. Se te aparece empíricamente en el baile de tu maestro, en su persona. Para bailar Tango, inevitablemente, tendrás que conocer a esta persona cara a cara, en clases grupales y en lecciones privadas. Él o ella será tu primera experiencia de bailar el Tango, a partir de la cual se van a moldear todas tus experiencias posteriores. Buenos Aires es el mundo al que pertenece el Tango, así como la persona particular y concreta de tu profesor de Tango. Para conocer realmente el Tango, deberás verlo en Buenos Aires, en las milongas, con sus iguales, y experimentarlo vos mismo, no una vez, sino regularmente.
El Tango es la vida.