Alberto llegó a la orquesta de Francisco Canaro para suplir al pianista Luis Riccardi, que había enfermado.
Admiró, por sobre todas, dos cualidades de Pirincho: su inventiva musical y su capacidad empresaria.
Fue anotador de muchos tangos compuestos por Canaro, que ignoraba la escritura musical.
Un gran suceso suyo fue la milonga “Largá las penas".